De los Prohibidos Frutos de la Noche

Son casi las cuatro de la mañana y no puedo dormir. No puedo dormir, no puedo leer, vislumbrar algún sonido o saborear a la palabra. Y es que esta madrugada me quiere inquieta, me quiere plena y me inventa, me concibe, me hace hasta llegar al hueso. La madrugada que se extiende, que se expande y que penetra. Me penetra. Me penetra y me sugiere, dulces sensaciones al oído.

¿Y qué es lo que insinúa? Que me tomes de la mano, que me invites a tus brazos y me ayudes a nacer.

¿Quieres nacer conmigo? Naces, nazco, lo nacemos.

No, no sonrías, no se trata de un juego. No, no pronuncies palabra alguna. Déjalo hablar a él. Invita al silencio, invoca al silencio. Habla con las manos, habla con caricias. Celebremos de su suave masonería.

Me he quedado sin palabras, hace ya meses que me he quedado sin palabras. Se escaparon y no las he salido a buscar. ¿Debo buscarlas? No, no las necesito. Me vencieron y se disiparon una noche como esta, pero más lejana, más profunda, al final. Pero perduran, permanecen y se transforman, se transforman en silencio. Salen desde fuera para incorporarse desde dentro. Es así como permanece la extraña quietud y beatitud de los ecos. El silencio se apodera, el silencio que me ama y me enloquece.

La locura que incorpora un beso de tus ojos, una mirada de tus labios. Roces de sentimientos. Te deseo esta noche, más esta noche, que todas las noches del tiempo. Pinto el tiempo. Lúdicamente me asgo a él, se desdobla, me desdobla y soy capaz de mirarte al mismo tiempo que estoy aquí.

Te miro como espectro del pasado y del futuro. Te miro como se miran las piedras debajo del apacible y cristalino río. The time is out of joint. El tiempo se disuelve y soy capaz de observarte en tu cuarto, dándote a la fuga, una justa vacación.

Y cuando regreso a mí, cuando vuelvo a ser una, me veo frente al espejo y sé que ya no soy. No soy quien solía ser antes de ti. Somos encuentros desencontrados, soledades acompañadas, desarticulaciones dentro del mundo.

Ellos querían que les dijera: que no escribo, que no hablo y que no sé comunicar. Así es cómo les digo: yo no escribo, yo no hablo y no sé comunicar. Sólo soy. Me he quedado sin palabras.